martes, 18 de noviembre de 2014

EL ADN DEL ALMA EN LA MEDICINA QUANTICA

El ADN del alma en la medicina quántica - Curar enfermedad Sanar emociones - 
Cuerpo- Palabra-Mente 

El ADN de ser humano contiene la misma carga kármica que la vida de la persona en sí.

Los hábitos positivos o negativas adquiridos, están sujetos a las mismas leyes que las 
deficiencias hormonales que contuviera su ADN. Todo se corresponde a la respuesta cósmica
de nuestras acciones previas. La lógica es aplastante, ya que no hay cuerpo sin espíritu
por consiguiente si ambas cosas están inseparablemente unidas mientras dure la vida, las 
consecuencias afectará igualmente a ambos cuerpos.
Sabemos que el aliento de vida pertenece al espíritu, que es el que dirige y soporta la 

responsabilidad en esta etapa vital. El es el SER, que ilumina nuestra mente y activa nuestra 

voluntad, proyecta nuestras deudas karmicas para que sean materializadas en actos 
regeneradores de luz.
Unos le llaman Inconsciente, otros Yo superior, otros atma, o espíritu divino, pero al 
final es todo lo mismo. El es director de nuestra puesta en escena en la vida. Es nuestra 
chispa divina.


¿Y entonces el alma que es?, ¿Dónde se ubica ¿ ¿qué función tiene?
El alma es el conjunto de capacidades emocionales contenidas en el ser humano y que 

reacciona a los retos de la vida a través de sentimientos distribuidos en los chacras y alojados
 en el aura. Ese sería el ADN anímico, que contiene todas las reacciones emocionales 
aprehendidas y acumuladas a lo largo de nuestras experiencias vitales. En realidad es 
como el neurotransmisor emocional que conecta al Ser con el Ego o personalidad. 
Curiosidades de la  vida: de nuevo la idea de una Trinidad que contiene tres entes
o cuerpos sutiles y que gobiernan nuestra vida: Cuerpo, emoción y mente.
 Y Trinidad es igualmente el concepto divino
del Dios en muchas de las culturas que pueblan la tierra entre ellas la cristiana. 
Una vez más, se cumplen los axiomas herméticos “Lo que es arriba como abajo. 
Lo que es afuera como adentro”.
Los budistas sustituyen el concepto emoción por palabra porque es a través de la 

palabra que se manifiestan las emociones.
¿Pero cómo puede el alma enfermar si no tiene materia física?
Por las vibraciones que emiten las emociones. Si partimos de la base que todo es energía, 

nada se destruye todo se transforma según la segunda ley de la termodinámica, también 
aceptaremos que el ser humano es energía en perpetua vibración. Por consiguiente, cada 
órgano, cada célula, cada corpúsculo de nuestro cuerpo vibra a un ritmo determinado. Es 
parecido a las frecuencias de ondas electromagnéticas, si hay equilibrio entre ellas 
escucharemos la radio pero si por el contrario se forma una disonancia por un desequilibrio
de una de las bandas, lo que recibiremos serán interferencias que terminarán
convirtiéndose finalmente en ruido.
 Habremos enfermado.
Nuestros chacras contienen unas emociones que canalizan su vibración hacia órganos y 

sistemas de distribución de nuestro cuerpo. Por eso cuando uno se siente contento, y su 
vida esta plena la salud fluye todo es un conjunto armónico. No hay más que recordar 
cómo nos sentimos el día que nuestro amor es correspondido. Nuestros ojos brillan, 
nuestra mirada tiene atractivo, logramos nuestros deseos y parece que de repente brilla la 
buena estrella, dice el refrán. Tenemos una vibración muy alta: el amor. 
Pero si por el contrario sufrimos por un problema, dormimos mal, generamos molestias

 estomacales, y nuestros sistema inmunológico baja de calidad, y nos sentimos inseguros
, perdemos el interés por las cosas, y nos dejamos invadir por el desanimo, lo cual genera 
problemas de tipo infeccioso. Todo se debilita.
Pero el origen es emocional. La vibración ha sido atacada en su centro y se crea la disonancia.
El chacra recibe el impacto y se cierra o se dobla o se desvía, y por consiguiente la energía

 del órgano al cual va canalizado el fluido comienza perder equilibrio. No llega al ritmo
 deseado, ha bajado su frecuencia y si esto persiste durante un tiempo, 
pasaremos del nivel interferencia a un ruido que irá “in crescendo” para finalmente
desembocar en dolencia. Curiosamente, el cuerpo es el último en enterarse del caos 
vibracional, aunque es el que “materializa” la consecuencia de la enfermedad del alma.
Podríamos añadir que en la actualidad, hay doctores que han investigado y llegado a la 
conclusión que cuando el cuerpo manifiesta el problema el alma ya ha “cauterizado el 
origen” y que en una radiografía de cerebro se puede ver físicamente igual que en 
un mapa de carreteras los problemas por los que ha pasado esa alma en la vida. Mi gratitud
 para esos médicos que no se conformaron con lo evidente a los ojos de la ciencia y
pusieron su mirada en el alma humana como fuente de sabiduría.

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